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Escribí parte de esto en marzo de 2020. Hoy, en el aniversario del 18O, sigue plenamente vigente.

Esto pasaba en esos días: veo en la tele, como si fuera una serie chilena de Netflix, a los “encapuchados pro rechazo constitucional” gritando consignas, con sonriente agresividad, escudos amarillos, la testosterona saliendo por las orejas. El repelente “Seba” que nos rememoraba los aciagos días del fascista Patria y Libertad de los años 70. Pero lo peor… es lo bien que lo está pasando. Otro anciano socialista, que está también reviviendo sus heroicos años revolucionarios, pateando a un carabinero(a?), quien a su vez lo muele a palos en el suelo. Lo muele.

Los “primera línea” con caras desencajadas en alegre ira, tirando cascotes de un kilo. Los escolares ACES amplificando sus reiterados desmanes de años anteriores, pasándolo bomba y sintiéndose héroes. Héroes de pacotilla, pero héroes. «Cáchate wn, le tiré una molotov a la yuta asesina.»

En las calles el 8M, algunas mujeres que correctamente exigen respeto a si mismas, le gritaron en coro a las funcionarias policiales – nuestras queridas “paquitas” hasta hace solo seis meses – tratándolas de “asesinas, violadoras, jaleras”, o bien “putas y maracas pero nunca pacas”. No ven contradicción alguna entre sus exigencias de respeto y sus faltas de respeto. Los hijos de las paquitas, así como los de carabineros, son objeto de bullying en las escuelas. Veo iglesias, cuarteles policiales, pymes, y sedes de partidos, de gobierno y oposición, vandalizadas, apedreadas, incendiadas.

El deseo de ser políticamente correcto se ha convertido en una potente fuerza que moldea el quehacer político y parlamentario, por temor a la funa. El miedo a la funa como ideología conductora de acciones y declaraciones. El país secuestrado por violentistas de todos los pelajes y colores, a quienes la constitución y el pacto social les interesa muy poco.

Estamos viviendo una orgía de violencia física y verbal, en que todos y todas agreden a todas y todos. Pronto veremos tesis doctorales nacionales y extranjeras tratando de explicar lo ocurrido en Chile en estos tiempos.

Por cierto, algunos dirán que esta violencia callejera no ha sido sino la respuesta a la violencia socioeconómica que las élites le han impuesto a los ciudadanos por décadas, o tal vez por siglos, siendo así la explicación del origen y la evolución del estallido social. Es tal vez parte necesaria… pero NO suficiente de la verdad. Puede explicar en parte el origen del estallido, sí, pero no la violencia nihilista desatada cuando se les abrió la ventana de oportunidad a los que la traían bien guardada en el hipotálamo.

Hannah Arendt, gran filósofa alemana del siglo pasado, escribió que “poder y violencia se oponen; cuando uno domina absolutamente, el otro está absolutamente ausente”. En otras palabras, si el Estado tiene el monopolio total del poder, no hay violencia (¿remember Pinochet?)…. y si no hay poder, la violencia se desata totalmente. Hay un vacío casi total de poder político y policial, Piñera ya es un estropajo político, y el verdadero poder de las armas está felizmente guardado (hasta ahora) en los cuarteles.

Este vacío le ha dado permiso a los y las zombies para salir a la calle. Los violentistas de todas las edades, ideologías y sexos, carabineros incluidos, estaban guardados a pocos milímetros bajo tierra, y afloraron apenas se les abrió esta ventana de oportunidad sicopática, en que hay casi plena impunidad para ejercer la violencia.

Estudios de epidemiología siquiátrica en Chile han identificado algo más de un 20% de jóvenes y adultos con patologías severas: depresión y/o ansiedad prolongada, violencia incontrolada, dificultad para contener impulsos, adicción crónica. Es un millón de jóvenes y tres millones de adultos. Bastaba con que un 5-10% de ellos engrosen las filas de los desmanes para que pase lo que está pasando. ¿Cuál es la probabilidad entonces de que un mero 10% de los 60 mil carabineros tenga problemas de ansiedad y/o violencia incontrolada, y que a la menor provocación apunte la escopeta con balines a los ojos? Serían… 6 mil carabineros.

UNICEF reportó un porcentaje similar de incidentes de violencia intrafamiliar grave y sistemática, es decir abusos de carácter físico, psicológico y/o sexual. No es casualidad que ambas cifras se asemejen. Uno de cada 5 abusados / abusadores, uno de cada 5 con problemas siquiátricos. No son necesariamente las mismas personas, pero… por ahí va la cosa.

Ni las autoridades ni la sociedad quisieron saber de estas monumentales “verdades inconvenientes” hasta que, a fines del año 2019… el volcán estalló y hoy, en el vacío total de poder político, que se ha agravado hacia octubre de 2021, así como con la monumental ineptitud policial, no se ve todavía ninguna ruta de pacificación del país, aun cuando se aprobara una nueva constitución y un gran pacto social.

4 Comments

  • Buen día Mario, soy José Leal, civil industrial de la generación 69, nuestro común Hernán Durán me mandó este enlace.
    Fascinante tu texto, prosa súbita contra la corriente. También escribí algo parecido, movido por el espectáculo de la violencia callejera en Santiago y Valpo.
    Salió un libro electrónico: LA EPOPEYA DE LOS ENCAPUCHADOS Y OTRAS FÁBULAS DEL ESTALLIDO, tres relatos de corte algo fantástico.
    Pot si te interesa está disponible aquí; https://www.delibros.cl/tienda/la-epopeya-de-los-encapuchados-y-otras-fabulas-del-estallido/
    Te lo puedo mandar por email si no quieres pagar la luca. Y si el libro te interesa, por supuesto…
    Atento,
    José

  • Luz dice:

    Yo como jubilada me siento violentada económicamentr. Los jóvenes se sienten violentados por falta de oportunidades y porque ven a sus padres trabajar y no obtienen lo que ellos ven que otros de nivel económico supeior obtienen.Este es un punto de la violencia. Otro punto me parece que no hay castigo suficiente para los que cometen maldades en las protestas. Porqué no los mandan a trabajos forzados? Los carabineros viven en las mismas poblaciones todos se conocen. No pueden arriesgar a sus familias. Que pena todo esto. No se me ocurre una solución

    • Mario Waissbluth dice:

      Luz. Gracias por tu acongojado comentario. Sin duda las tendencias violentas que se han desatado en Chile, y una cierta anomia, es decir la falta de respecto por el contrato social entre las personas, es el desafío cultural y jurídico más grande del país, salga quien salga electo en la segunda vuelta. Solo un liderazgo «pacificador» como el que alguna vez tuvo don Patricio Aylwin, o el viejo Mujica en Uruguay, es lo que podría devolvernos un poco de cordura, y eso aun no se ve en nuestro horizonte.
      Saludos y… aguanta firme el chaparrón 😊

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