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Mi amigo Marco Colodro me hizo llegar este texto de su autoría. Me interpretó plenamente, y por ello le pedí autorización para divulgarlo en mi blog:

En relación a la guerra entre Hamas e Israel, algunas precisiones y opiniones:  el 80% de la fuerza militar de Hamas ha sido destruida . El resto ha sido confinado a Rafah y no representa una amenaza militar mayor para Israel. Los rehenes han sido rescatados en parte y/o han sido canjeados. Se sabe que la totalidad de los secuestrados que han sobrevivido – y cuyo número se desconoce – se encuentran en Rafah en calidad de escudos para el resto de las fuerzas de Hamas. No tiene sentido seguir con la amenaza de un ataque total a Rafah. Militar y políticamente sería un tremendo error. Moriría una importante cantidad de civiles junto con la totalidad de los secuestrados, aunque posiblemente desaparecería una parte importante del resto de las fuerzas de Hamas , las que ya, incluso desde antes del ataque, no constituyen una amenaza militar.

En la situación actual, Israel debería declararse dispuesto a poner fin a la guerra, exigir la liberación de todos los secuestrados, y una vez cumplidas ambas condiciones, proceder a un retiro total de las tropas. Todo lo anterior tiene sentido si simultáneamente se acuerda un plan claro para la Gaza de post guerra. Estados Unidos, junto con los principales países sunitas ( Arabia Saudita, Jordania, Qatar, Egipto, EAU ), deben crear un concordato que garantice la creación , seguridad, protección y funcionamiento de un Estado Palestino en los territorios de Gaza y Cisjordania.

En la geopolítica de Medio Oriente, la creación de un Estado Palestino es altamente conveniente para los propios palestinos, así como para los estados sunitas mencionados, y sin duda para Israel. Los estados chiitas, representados básicamente por Irán, Irak, Bahréin, Azerbaiyán, Yemen y Líbano, tienen un proyecto ideológico y político diferente a los países sunitas: sus enemigos principales son Israel y USA, con diferencias religiosas y geopolíticas profundas especialmente con Arabia Saudita. Por último y por cierto, no menor… Israel debe volver a las fronteras anteriores a 1967, retirarse de Cisjordania y terminar con los asentamientos en dicha zona. Esto exige un cambio profundo de la política interna israelí, que requiere la no injerencia de Israel en el plano económico y militar en relación al Estado Palestino y la garantía total por parte de los países que formen el concordato – y en especial con Estados Unidos – de que cualquier amenaza o ataque a Israel será considerado como un ataque a todos los miembros del concordato.  Tema aparte es la soberanía sobre Jerusalén. Me atengo en eso a lo acordado en Washington entre el Presidente Clinton, Rabin y Arafat en Septiembre de 1993.

Mi conclusión es que la guerra actual es básicamente un enfrentamiento de civilizaciones. Es una guerra entre lo más profundo de los valores retrógrados del Islam y los valores occidentales de democracia y libertad. No se me escapa que un Israel manejado por ortodoxos no es el mejor ejemplo de valores occidentales, ni Arabia Saudita tampoco. Con todo, comparados con la barbarie chiita, hay una diferencia notable. Tengo claro que todo este planteamiento no será aceptado por Hamas, porque significa para ellos la derrota militar y política. No podrían volver a gobernar Gaza. El Estado Palestino los reemplazaría. No obstante esto, Israel debería plantear con claridad las condiciones mencionadas para el término de la guerra y retiro de tropas, aunque no sean aceptadas por Hamas. Israel debe cambiar la narrativa: mostrar al mundo que quiere una paz razonable y que no son un grupo de psicópatas solo interesados en matar palestinos.

Post Scriptum de Mario Waissbluth

Concuerdo plenamente con lo que analiza y propone Marco. Solo agrego algunos comentarios:

  1. Es importante para los lectores entender de que se trata la diferencia ancestral entre sunnitas y chiitas. Su división se remonta al año 632 con la muerte del profeta Mahoma, que derivó en una pugna por el derecho a liderar a los musulmanes, que continua hasta el día de hoy.
  2. En la división entre sunitas y chiitas, Hamás es un caso atípico porque se trata de un grupo sunita que ha sido durante décadas un aliado de Irán, el país del epicentro chiita, que le brinda apoyo financiero y militar.
  3. Desde el inicio de la guerra, los otros actores en Medio Oriente que han realizado ataques armados contra Israel y en apoyo a Hamás son el grupo libanés Hezbolá y los hutíes de Yemen, dos grupos chiitas que también son aliados de Irán.
  4. Muchos analistas consideran que uno de los objetivos de Hamás al atacar por sorpresa el pasado 7 de octubre a Israel era descarrilar las negociaciones para una normalización de las relaciones entre ese país y Arabia Saudita, el país principal de los sunitas. ¿La razón? Ese entendimiento permitiría una alianza entre tres de los principales adversarios de Teherán: Israel, Arabia Saudita y Estados Unidos, que ha actuado como promotor del acuerdo. Lograron plenamente ese descarrilamiento.
  5. La creación del estado palestino en Cisjordania y Gaza, con la cual concuerdo como única salida posible del conflicto, requeriría de una garantía militar para Israel, puesto que la distancia entre Cisjordania y el mar, en el punto más cercano, es de sólo 17 km.
  6. Para los ultras musulmanes, el cántico “from the river to the sea” implica eliminar a todos los judíos desde el río Jordán al mar, es decir, sacarlos de Cisjordania, Israel y Gaza. El problema es que para los ultras como Netanyahu y la coalición que lo apoya, “from the river to the sea” significa exactamente lo opuesto: sacar a los palestinos de Gaza, Israel y Cisjordania. Ultras contra ultras.
  7. En sus cínicos intentos de permanecer en el poder y, por tanto, escapar de la justicia en su juicio por corrupción, Netanyahu ha estado dispuesto a debilitar el poder judicial y ceder a las demandas de sus socios ultraortodoxos y ultranacionalistas. Su gobierno puso al país en el camino de la jurisprudencia religiosa judía en su versión más fundamentalista, y con el enfoque más extremo y racista hacia los palestinos.
  8. Tal como lo escribí hace seis meses, la única esperanza de paz en el Medio Oriente pasa por elecciones generales en Israel que permitan sacar a Netanyahu. Es lo más probable que podría ocurrir, aunque, en asuntos electorales… nunca se sabe. En todo caso, cien mil israelíes desfilan cada cierto tiempo en Tel-Aviv pidiendo su salida.

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