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Mi anterior columna llamada «Empresarios: relájense un poquito» suscitó airadas objeciones entre algunos de mis conocidos. La más nítida es de mi buena amiga Vivianne Blanlot, escrita en los comentarios a la misma columna. Copio un párrafo, pero la pueden leer completa en este mismo blog:

«La búsqueda de intervención política en la gestión de las empresas privadas, la destrucción paulatina del mercado de capitales, la reducción del derecho de todos los chilenos de manejar sus ahorros previsionales, entre otros, muestran ideas y tendencias que nos mantendrán entrampados en conflictos políticos y a Chile incapacitado para avanzar en desarrollo y bienestar para la mayoría. Finalmente, una gran pregunta sin respuesta es cómo se puede aumentar la recaudación en forma en que no se reduzcan los incentivos para la permanencia en Chile de profesionales de excelencia. Si la idea es extraer recursos adicionales a los profesionales que viven exclusivamente de su trabajo (que nada han heredado), y que actualmente, si alcanzan niveles de ingreso que les permite ahorrar deben entregar al Estado el 50% de su ingreso (entre impuesto a la renta e IVA) corremos el riesgo de que aumenten los incentivos para emigrar. Con un Chile menor seguro, más convulsionado y además con reducciones adicionales en el ingreso disponible, los jóvenes mas talentosos no se quedarán».

Tal vez algunos pensaron que soy un «Boricista Leninista» pero no es así. Tengo mis severas críticas al Programa y a algunas de las ideas que han propuesto sus asesores, aunque creo que, salvo esos casos, es un buen programa social democrático.

Dado lo anterior, me decidí a estudiar en detalle las 227 páginas de su Programa (ouch), para ver qué tan concretas son las variadas quejas (pues la arriba mencionada es sólo una, hay varias más del mismo tenor).

En primer lugar, no veo en el Programa la intención de manejar los ahorros previsionales de los chilenos, sino de reemplazar el sistema de AFP por otro con 3 pilares y bastante similar (la misma gata pero revolcada, al igual que la CORFO. Cosmética.). En cuanto a la recaudación de tributos, no veo que ella esté diseñada para extraerle impuestos prioritariamente a los profesionales de ingresos medios. A mi parecer, los mayores tributos debieran ser al 10% de personas (no de empresas) más ricas del país, que juntan anualmente algo así como el 50% del PIB. Así como lo lee 🤢. Por lo demás, reitero que una reforma tributaria, de la índole que sea, deberá pasar por un Congreso pareado. Relájense.

Del total de las páginas, afirmo que en términos generales es a) un programa que fue confeccionado de manera muy participativa, y b) que en lo general, y salvo las excepciones graves que comento más adelante, es un buen programa social democrático, que no nos conduce a Chilezuela, ni a Chilentina. Ya compré paraguas para el próximo chaparrón que me va a caer por esta frase. 😁

Mi crítica es que, efectivamente, hay tres medidas de enorme costo, cuya suma no se financia ni con flecos.

La primera, el error más garrafal, ya criticado antes en una columna anterior, es respecto a «condonar el CAE y avanzar hacia la gratuidad total en educación superior«.  Esta reforma está claramente diseñada para su principal plataforma de apoyo, el millón o más de estudiantes y recién egresados de la educación superior, como toda su generación de dirigentes del 2011. No repetiré aquí lo ya escrito antes, pero si no lo ha hecho el lector, léala por favor. Todos los ciudadanos de buen voluntad debemos oponernos a esta medida, que entre otras cosas va a significar en régimen el gasto de nada menos que el 5% del PIB. Una reforma tributaria completa. Estimado Gabriel. No te conozco en lo personal, salvo una reunión que tuvimos contigo y Camila en el 2011, en las oficinas de Educación 2020. Te suplico que reconsideres. Hay muchas maneras de hacerlo, poniéndole candaditos, focalizando. Promete que no se van a gastar más de 1% del PIB en el largo plazo, pues en caso contrario todo el resto de tu propio programa será devorado por este gasto 🙏. Bachelet cometió el mismo error, lo cual significó un grave retroceso para todo el resto del sistema educativo. Si fuéramos Alemania o Dinamarca, con recaudación del 35% o 45% del PIB, esta sería una medida muy natural, y de hecho allá es gratis. En el Chile de hoy, aun con reforma tributaria, es imposible e incluso innecesario. Los mecanismos del CAE actual son perfectamente sensatos y convenientes para los deudores, y tú lo sabes bien.

El segundo cuestionamiento, de parecido tenor aunque harto más barata, es el pago de la deuda histórica de los profesores, aparentemente de 60 mil de ellos, los más viejitos. Partamos por reconocer que es una deuda verdadera, que les generó Mr. Pin8 al traspasar profesores del gobierno central a los municipios. No es tan cara tampoco, estimo unos $20 millones de pesos promedio a cada uno. Por 60 mil, serían algo así como US$ 1.5 mil millones, por una vez. Moco de pavo comparado con lo anterior. El problema es burocrático – administrativo. Una vez que decidas hacerlo, casi ningún profesor de aquellos, ni tampoco los municipios, te podrán mostrar los papeles que avalen esa deuda. El otro problema: hay muuuchos funcionarios públicos no-profesores a los cuales se les cometió la misma barrabasada, y van a reclamarte lo mismo y con todo derecho. Ojo ahí.

Por último, hay una tercera reforma costosa, aunque la apoyo enfáticamente: aumentar la pensión mínima a $250.000 mensuales, de los $142.000 actuales. Para cerca de 400.000 personas, será algo así como otro 0.5% del PIB anualmente.  Pocas cosas hay de mayor justicia, mucho más que las gratuidades universitarias, que aunque el lector no lo crea, (ver columna anteriormente citada) son casi todas personas que están en los 2 quintiles más ricos (aun los que desertaron). El problema: habrá muchos más que, habiendo hecho sus condenados retiros de la AFP, teniendo su casita y su autito, y habiéndose comprado sus plasmas, o puesto la plata en fondos mutuos, se van a poner en esta misma cola. Ojo ahí con las injusticias.

De los tres temas anteriores, los dos últimos son manejables con gradualidad. El error de fondo, y grave es el primero. Fuera de eso, reitero, el Programa de Boric es un buen programa social democrático.

Por último, y aunque no está en tu programa de gobierno, estimado Gabriel, me parece pésimo que hayas votado a favor del cuarto retiro, no es una actitud de estadista como la que hubiera esperado de un candidato social democrático y no populista. Escuché detenidamente tu discurso en la Cámara y tus razones, pero no me convencieron para nada. Hay muchas otras soluciones que se podrían diseñar para aquellos verdaderamente endeudados y agobiados. ¿Le vas a ofrecer el cuarto retiro a todos los que literalmente se farrearon esa plata? ¿De dónde salieron las importaciones monumentales de automóviles? ¿la inflación? ¿las colas en los malls y los restaurantes? ¿de los agobiados? Después van a estar pidiendo pensión mínima, no te quepa duda. Me alegro que la sensatez parlamentaria haya imperado, al detener esta verdadera burla.

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